Ideada
por la Iglesia con el objetivo de "volver al camino" a los rebeldes
descarriados y de liberar almas, La Santa Inquisición se convirtió en la autora
de indescriptible tortura y sufrimiento humano.
Hablar
de la Santa Inquisición, es traer a la mente monstruosos métodos de tortura y
atrocidad, con los cuales se buscaba obtener la confesión de los herejes, y
aunque muchas teorías e hipótesis han rodeado el misterio de tan cruel sistema,
muchas de ellas han sido erróneas, básicamente porque no se tenía acceso a la
realidad sobre la Inquisición, lo que si se sabía a ciencia cierta, es que
Juana De Arco y Galileo, fueron dos de las incalculables víctimas de ella.
En
el año 1998, el papa Juan Pablo II, congregó a un tribunal único de
investigadores e historiadores, para llevar a cabo una asamblea sobre lo que él
mismo llamó: "Una etapa tormentosa en la historia de la Iglesia, conocida
como la Santa Inquisición".
Para
contribuir en la investigación, el papa Juan Pablo II anunció la apertura
pública de los archivos ultra secretos de la Inquisición, archivos que se
mantuvieron ocultos y bajo el más cuidadoso y estricto secreto, durante 200
años.
Los
investigadores se enfrentaban a una inquietante y perturbadora incógnita: ¿Cómo
pudo una sociedad como la Iglesia Católica, servir de mecanismo a través del
cual se cometió tal barbarie y se torturó a miles de seres humanos durante seis
siglos?
En
el año 1100 D.C. tras la Cristianización del Emperador Constantino y durante cerca
de ochocientos años, la religión que había sido considerada como una secta
rebelde, se convirtió en la única ideología legítima, impregnando de ella todos
las esferas de la vida personal, política y social.
Entonces,
el cristianismo Latino-Europeo era sinónimo de la promesa de la "vida
eterna". Todos, tanto los fieles como el clérigo, vivían temerosos del
juicio final y del poder de Dios; con todo esto y a pesar de la firmeza
eclesiástica, no faltaba quien, defendiendo sus ideales y convicciones, se atrevían
a rebelarse a esa doctrina Cristiana, a lo que la Iglesia reaccionaba acusando
a esa gente de Herejes y pecadores.
La
palabra "Herejía" por su origen del latín, significa
"elección", pero alrededor del siglo XII, el vocablo tomó un
significado más espinoso y las personas acusadas de Herejes se convirtieron en
un peligro para la sociedad y desleales a Dios. De acuerdo al derecho civil,
los encontrados culpables de Herejía, serían castigados con la muerte y sus
bienes serían expropiados.
A
pesar de la severidad de la iglesia con respecto a esto, los grupos de libre
pensadores siguieron surgiendo y mantenían su inalterable ideología de
descifrar a Dios a su manera. Entre ellos, se encontraban los Valdenses,
misioneros errantes que predicaban entre el sur de Francia y el norte de Italia.
Algo que los caracterizaba era que para ellos, la religión era mucho más simple
y no se requería de tantos protocolos eclesiásticos para predicar.
Sin
embargo, la Iglesia insistía en que si alguien quería predicar, tenía que
solicitarlo al obispo de su diócesis y ser aceptado por él, de otro modo,
estaba prohibido. Cuando los Valdenses se negaron a dejar de evangelizar a su
manera, el Papa Lucio III emitió un edicto llamado: Bula Papal y acusó a todo
el grupo de herejes y excomulgó a todos sus seguidores.
Pero
existían otros grupos insurrectos mucho más radicales que los Valdenses, estos
eran los Cátaros, quienes mostraban demasiada hostilidad contra la Iglesia
establecida y se negaban categóricamente a su doctrina. Para ellos, su dogma,
era la única verdadera y vivían de acuerdo a la fe de Cristo y a la ley de
Dios, mientras que los dirigentes de la Iglesia Católica, vivían como
príncipes, entre la opulencia.
Alrededor
del siglo XIII, Europa era el centro de la Herejía. Al Sur de Francia, apareció
el grupo llamado, Cátaros. En el año 1208, los Cátaros mataron a un
representante de la Iglesia Católica y el Papa Inocencio III proclamó una
cruzada en contra de los herejes, pidiendo a la nobleza del norte de Francia
que convenciera a la nobleza del sur, que no perseguían a los Cátaros, que lo
hicieran y así poder erradicarlos.
Los
Perfecti Cátaros, que solían llevar un característico ropón negro, fueron
asesinados utilizando métodos atroces, y aunque al principio, no trataron de esconderse para evitar ser
asesinados, tras varios años de matanza y crueldad, los hábiles Cátaros
decidieron ocultarse cambiando su atuendo y a pesar de su celibato, empezaron a
viajar con mujeres, diciendo que eran sus esposas.
El
sistema judicial del momento consistía en un proceso acusatorio que obligaba a
la parte agraviada realizar una
acusación pública, pero si la parte insultada no conseguía probar dicha
acusación, entonces era castigado de la misma forma en que se castigaba al
acusado. Esto provocaba que aún quienes tuviesen una acusación legal y
verdadera, se negaran a presentarla.
Inocencio
III se dio cuenta de que ese procedimiento no sería eficaz para sus propósitos
y en el año 1215, el papa convocó a una asamblea, a todos los dirigentes
cristianos, en el cuarto concilio de Letrán, en Roma. Inocencio III notificaría
ahí de sus nuevas reglas y normas para perseguir a todos los herejes y
religiosos corrompidos. Así nacía la violenta y sanguinaria, Santa Inquisición.
El
nuevo código de justicia de la Inquisición adquirió un perfeccionamiento que lo
hacía muy parecido a nuestro juzgado habitual, y consistía en encontrar una
causa probable y proceder a la acusación; no tenían que probar nada, sólo hacía
falta tener en las manos las suficientes sospechas para demostrar la
culpabilidad del acusado.
El
proceso legal de Inocencio III, daba al inquisidor todo el poder de armar un
caso completo, interrogando a la gente de la comunidad. En 1231, el papa
Gregorio IX, nombra a nuevos investigadores especiales, llamados:
"Inquisidores de la depravación hereje" El objetivo de la Inquisición
era acabar con la herejía y acabar con la herejía, significaba acabar con los
herejes. El papa Gregorio IX fue el autor intelectual de un plan que pondría sobre
la secta de los Cátaros, todo el rigor de la Inquisición.
Muchos
sacerdotes Inquisidores, fueron enviados a Francia y Alemania para acabar con
todos los rebeldes religiosos que se negaran a reconsiderar su posición y a
todos aquellos que se negaron a cambiar de opinión y respetar las normas de la
Iglesia, fueron quemados en la hoguera.
Conrad
de Marburg, uno de los primeros y más insignes inquisidores debido a su
obsesiva devoción por la Iglesia y su extrema crueldad y rigidez, habló al papa
de una supuesta secta Alemana llamada "Los Luciferinos" y logró
convencerlo de su existencia, pero la forma de proceder de Conrad de Marburg
era extrema, arrestaba a los que consideraba herejes y les daba sólo dos
opciones, retractarse o arder en la hoguera. Los historiadores descubrieron
después, que todo eso de los supuestos Luciferinos, no había sido más que un
obsesivo invento de Conrad para impresionar al papa.
Pero
había otro idólatra de la congregación, el Inquisidor del norte de Francia, un
cátaro arrepentido que no era mejor que Conrad de Marburg, llamado Robert
Lebuck, quien llevaba a cabo juicios escandalosos y en una de sus implacables
sentencias, llevó a la hoguera a 183 Cátaros en un solo día. Después de años de
protestas de los obispos de Francia, el Papa encarceló a Robert y lo destituyó
de su cargo, al considerarlo extremadamente duro y peligroso.
La
Iglesia debía hacer algo y seguramente habría gente más capaz y menos
extremista que los dos inquisidores anteriores, fue entonces que el Papa
Gregorio IX pensó en los monjes Dominicos, a quienes consideraba capaces de
dirigir a la Santa Inquisición, pues además de ser teólogos, también estaban
acostumbrados a luchar contra la Herejía.
A
mediados del siglo XII, el Papa anunció oficialmente a los obispos, que los Dominicos
serían los comisionados para realizar la tarea de Inquisidores, persiguiendo a
los grupos herejes en Francia, Italia, España y Alemania, lugares en donde
había una red informal de clérigos espías que informaban de cualquier rumor
local, de modo que facilitaban la localización de los grupos herejes, además de
pedir a los ciudadanos que se consideraban buenos católicos, que denunciaran a
cualquier persona que ellos consideraran que podían considerarse herejes.
El
inquisidor tenía que tener al menos dos testimonios que demostraran la
culpabilidad del acusado, y muchas veces, los inculpados no se enteraban de
nada hasta que se eran convocados. Una vez acusado de herejía, era muy difícil
demostrar tu inocencia.
Algunos
manuales de la manera en la que la inquisición llevaba todo tan en secreto,
rebelan de manera fascinante todo lo que ocurrió en ese periodo. Un inquisidor
Dominico retirado, Bernard Gui, cuyas proezas inspiraron la novela "El
nombre de la Rosa" y quien en el año 1324 escribió un libro llamado
"Conducta de interrogación relacionada con la depravación hereje" en
el que se resumen 17 años de experiencias personales contra la herejía.
Los
inquisidores recurrían a cualquier cantidad de trucos y engaños para conseguir
la confesión de los prisioneros, incluso pisotear a los supuestos herejes, pues
todo se hacía para llegar a la verdad. Uno de los métodos más espeluznantes a
los que recurrían los inquisidores era la tortura, método que en la edad media
se consideraba legal para obligar a los herejes a decir la verdad.
Antes
de 1252, la iglesia no permitía el uso de la tortura en las investigaciones,
pero después de que los Cátaros mataran al inquisidor Pedro Mártir, el papa
Inocencio IV autorizó la tortura argumentando que se trataba de ladrones y
asesinos de almas. El notario del inquisidor siempre estaba listo para anotar
en el momento en el que llegara la confesión, que muchas veces era confesada
aún sin ser verdad, simplemente para no seguir siendo sometido a los crueles
métodos que usaba la Inquisición.
Durante
los siglos XIII y XIV, los sacerdotes inquisidores recorrieron todo el sur de
Europa, realizando investigaciones y recibiendo acusaciones de herejes, por lo
que la gente les temía, y ese temor les obligaba a traicionar a vecinos y amigos,
lo cual destruyó familias. Muchas veces se obligaba a los convictos a vestir de
una forma particular para evidenciarlos y hacer pública su vergüenza. Solían
llevar una cruz amarilla en su ropa, un al frente y otra detrás, quienes se
convertían en escoria de la sociedad, pero su castigo era nada comparado al
castigo que recibían los herejes reincidentes, el castigo para ellos era la
ejecución.
Una
de las más horribles formas de morir era, sin duda, morir en la hoguera, y si
el acusado tenía suerte o su familia era influyente, podían conseguir que fuese
colocada madera verde entre los leños, lo que provocaba mucho humo. Morir por
asfixia era mucho mejor que morir lentamente quemado.
Aún
muerto, nadie podía librarse de la Santa Inquisición. Si a alguien fallecido
hacía años, se le probaba haber cometido herejía, se saqueaban sus tumbas y sus
restos se lanzaban a la hoguera y todos sus bienes eran confiscados a sus
familiares, no importando su buena conducta cristiana.
En
1307 Francia se encontraba en una etapa crítica. Felipe el hermoso, rey de
Francia, envidiaba la fortuna de los caballeros templarios, una orden de
sacerdotes guerreros. El rey Felipe, los acusó, falsamente, de brujería,
herejía, sodomía y adoración al diablo, y durante los siguientes 7 años, miles
de Templarios, por toda Europa, fueron torturados y quemados, uno de los
ejemplos más espeluznantes de hasta donde podían corromperse los procesos del
tribunal de la Inquisición.
Un
siglo después, la Francesa y santa católica, Juana de Arco, fue inducida a
unirse al ejército Francés, mediante mensajes divinos, para recuperar el
territorio ocupado por los Ingleses, así, dentro de una armadura blanca, venció
al ejército Inglés y los obligó a levantar el sitio en Orleans.
A
pesar de ello, un año después, Juana de Arco fue capturada y acusada de
Herejía. El tribunal de la Inquisición, aseguraba que las voces que ella
escuchaba eran del diablo y que sus premoniciones eran brujería. Juana fue
condenada a morir en la hoguera, y el 30 de Mayo de 1431, en Francia, fue
quemada viva.
En
1487, fue publicado el manual sobre brujería más depravado y misógino de toda
la literatura, en el que se acusaba a las mujeres de brujas y en el que se
encontraban las bases, consejos legales y métodos para capturar y torturar a
quienes consideraban brujas, el malleus maleficarum, también llamado el
martillo de las brujas. Durante 200 años, el malleus maleficarum llegó a
publicarse en 4 idiomas y fue la principal referencia en la cacería de brujas.
En
España, el inquisidor, Tomás de Torquemada, considerado el fundador de la
inquisición, y quien guió el tribunal durante su etapa más sangrienta, un
teólogo idólatra, antisemita y obsesionado por el sexo, que mostraba una enorme
hostilidad en contra de los Judeo conversos, sembraba el terror en España.
Durante los 20 años de Tomás de Torquemada como inquisidor, murieron dos mil
personas y otros miles fueron torturados.
Los
Judíos Españoles no tenían alternativa, y no había nadie a quien pudiesen
acudir por justicia, tanto la Iglesia como las leyes civiles, se regían bajo
los mismos parámetros inquisitoriales. Pero no hay nada que intrigue más a los
investigadores, que saber si en realidad los Judíos conversos, continuaban
practicando el Judaísmo en secreto, pero la única información que se tiene, es
la del santo oficio, la pregunta es: ¿Se debe creer por completo en el reporte
del santo oficio? O se trató de una injusticia absoluta.
En
1499 y durante los siguientes 25 años, a partir de la nueva orden de expulsión
de musulmanes y Judíos no conversos y de bautismos obligados, surge un nuevo
grupo, los Moriscos, gente de otra religión, convertidos al cristianismo.
Hay
algo que los historiadores han podido confirmar, a pesar de que la Santa Inquisición
en España, separó familias, expropió bienes y mató a miles de gentes, el uso de
la tortura en manos de la inquisición Española, se usó poco. Había reglas
precisas y sólo se usaba para conseguir la confesión, una vez conseguida, la
tortura paraba. Ésta, no podía ser usada en ancianos, leprosos, enfermos y
niños, y tampoco podía haber derramamiento de sangre, si una gota de sangre
caía, la tortura debía parar. Otra regla vital era que la tortura no podía
aplicarse más de 3 veces ni por más de 15 minutos, aunque hubo quien rompió las
reglas.
Miles
de Españoles conversos huyeron a Portugal, intentando escapar de la temida
Inquisición Española, hasta que los Portugueses instauraron su propia
Inquisición y todo cambió, hubo persecuciones tan mortales que muchos de los
conversos Españoles, decidieron regresar a su país. Pronto, los conversos
Portugueses y Españoles, emigraron a México, perseguidos por la Inquisición,
pero en el nuevo mundo, una amenaza surgía: "El Protestantismo" lo
que obligó a la Inquisición a acabar con Monjes, Sacerdotes, y soldados
Ingleses.
Todos fueron quemados en la hoguera y España eliminó a todos los
protestantes. Por otro lado, la Inquisición Romana, reprimía las ideas
científicas e intelectuales de los mayores pensadores del renacimiento, como
Giordano Bruno, un genio visionario que creía que había vida en otros planetas
y que en 1600 fue quemado vivo. Otro pensador, Galileo Galilei, fue acusado de
herejía, y en 1633 enfrentó a la Santa Inquisición, quien le sentenció a vivir en
arraigo domiciliario el resto de su vida.
En
los siglos XVII y XVIII, la inquisición empezó su declive y a partir de 1730,
desapareció en España, años después, se eliminó en Portugal, sin embargo, en
Roma, La Inquisición siguió ejerciendo, en teoría, aunque no en la práctica,
durante 150 años más. Desde la caída de la Inquisición, existen miles de mitos
y testimonios poco exactos, sin embargo, fueron necesarios muchos siglos y
muchas muertes para darse cuenta de que algo estaba mal, y que el dolor y el temor
que causaron, son inenarrables.
Grupo
Sigma Investigación Paranormal
Fuentes
https://www.youtube.com/watch?v=OUtByMw5HvA
https://plus.google.com/+SigmaParanormal/posts/N22NMLaNMAR
http://www.cienciapopular.com/historia-y-arqueologia/la-santa-inquisicion
http://www.abc.es/historia/abci-falsa-leyenda-negra-inquisicion-espanola-solo-18-por-ciento-quemado-hoguera-201512040335_noticia.html